Nuestro pedacito de cielo: la crónica negra del Chile que despertó en la violencia
Un viaje narrativo donde la crudeza estética se mezcla con datos imposibles de ignorar
”Señores 🇵🇪 28 de julio Plaza Norte Empezo eso Alineación y Balanceo. Recordemos que 🇨🇱 es nuestro pedacito de cielo…y Serán Llamados Pa la Nueva Maners de trabajo solo Sumemos evitemos Restar a los incomodos ya saben la solución Para Ello el que Sabe Sabe… 🏛️DA🚂🦇👳🏻⭐️👽”
Hay libros que no se limitan a describir un fenómeno: lo encarnan. Nuestro pedacito de cielo. El nuevo crimen organizado en Chile, (Planeta), del periodista Carlos Basso, es una de esas obras que, bajo la apariencia de investigación periodística, se instala en el territorio de la novela negra y del testimonio brutal.
El título, tomado de un mensaje de WhatsApp enviado por un líder del Tren de Aragua, parece un guiño irónico a la inocencia perdida. Ese “pedacito de cielo” es, en realidad, el territorio tomado por balas, drogas y códigos cifrados que nos recuerdan que Chile ya no es el refugio distante del crimen transnacional que alguna vez imaginamos ser.
La crítica más férrea que puede hacerse a este libro es también su mayor virtud: la prosa de Basso incomoda. No concede respiros. El arranque —“Cáncer Fase IV”— no es sólo metáfora, es declaración estética: el crimen organizado no se presenta como un tema de interés académico, sino como una enfermedad terminal que corroe las venas del país. La descripción de un asalto cualquiera en una esquina de Santiago resuena como un eco de James Ellroy o Don DeLillo, pero con la crudeza de la experiencia chilena.
Basso construye un texto híbrido: a ratos relato testimonial, a ratos crónica detectivesca, siempre con el pulso de quien ha visto demasiado. En sus páginas conviven Santiago y Talcahuano con Nueva York y Caracas, la PDI con la DEA, el Tren de Aragua con Los Trinitarios. El mensaje es claro: el crimen organizado no conoce fronteras, y su gramática es universal.
El lector de derecho encontrará aquí un manual indispensable; el lector de literatura hallará una pieza de realismo sucio que, sin proponérselo, traza la cartografía estética de una violencia que ya es nuestra. Y es que Nuestro pedacito de cielo no se limita a denunciar: atrapa, hiere, obliga a pensar.
Carlos Basso nos recuerda que, en Chile, la crónica periodística con tintes de novela negra ya no es género importado: es noticia, es investigación y, sobre todo, es espejo.
Lamentable que no se trate de un relato de ficción y que esta sea la realidad. Muy buena publicación.