No disparen a los testigos
Hayan sido o no protegidos, el problema es que si mueren las pruebas pierdes el juicio
El gran John Grisham, ex defensor penal de oficio convertido en novelista, escribió “El cliente”, la novela que trata de un niño de 11 años que es testigo en el asesinato de un senador, y por supuesto los malos quieren matarlo para que no diga donde está el cadáver. Susan Sarandon y Tommy Lee Jones protagonizaron la película de 1994.
Es una de las tantas aproximaciones al tema que por estos días se lee profusamente en la prensa, si los dos ajusticiados en Lampa y la mujer asesinada en Ovalle, eran o no testigos protegidos de la fiscalía en casos de crimen organizado.
Cuando existía el sistema inquisitivo, en el que trabajé los últimos años de su existencia, intervine en un caso donde era necesario proteger a un testigo. Nuestro conocimiento se reducía a las películas en las cuales se les cambiaba de vida e identidad luego de prestar testimonio.
En aquel tiempo, con la conversación con un juez que conocía del tema, llegué a la conclusión definitiva que era un mecanismo perfectamente inútil.
Hoy existe la unidad de protección de víctimas y testigos, que depende de cada fiscalía regional. En la práctica he visto que pasan celulares a mujeres afectadas por violencia intrafamiliar, trasladan a los testigos a los juicios y dan ayuda psicológica a víctimas de algunos delitos, entre otras cuestiones.
Claramente en un país como Chile, de algo así como 17 millones de habitantes, es muy difícil tener un sistema de protección de testigos al estilo americano, donde mas de 300 millones de habitantes y 50 estados, si permiten “esconder” al testigo, luego de colaborar con la justicia.
¿Estamos preparados realmente para proteger a los testigos del crimen organizado?
Leo también que el Senador Ivan Flores, como presidente de la Comisión de Seguridad, ha solicitado al señor Presidente de la República, la creación de un sistema nacional de protección de testigos, que incorpore también a jueces y fiscales.
Entonces la respuesta es “no estamos preparados” para proteger a los testigos del crimen organizado y más encima necesitamos proteger a jueces y fiscales.
Problemas como la falta de personal e incluso de personal especializado y recursos, nos ponen de nuevo a la zaga del desarrollo del fenómeno criminal.
Comprenderán que una policía que ni siquiera tiene funcionarios suficientes para controlar periódicamente las medidas cautelares, menos podría cumplir funciones de protección, o lo harían con un tremendo esfuerzo.
Porque un testigo cualquiera, que va a participar de un juicio de crimen organizado, debe tener no sólo seguridad, sino también apoyo psicológico, cambiar completamente sus rutinas, incluso de domicilio, tener la certeza que su familia no va a ser objeto de represalias, las certezas de que no será abandonado a su suerte luego del juicio. Sí, es muy complejo en materia de recursos humanos y materiales.
Vean ustedes en Colombia:
Una pincelada de Estados Unidos:
Imaginemos un contador que interviene en causa de lavado de dinero, ¿como se reinserta en el mundo laboral?, lo mismo ocurre con cualquier hijo de vecino, que en su lugar de trabajo fue testigo de un hecho ilícito.
Quizá tenga hijos en edad escolar, su pareja trabaja, alguna persona de su familia depende económicamente del trabajo que realiza, ¿cómo le construyes una nueva vida sin afectar su entorno?
¿Qué hacer?
Primero distinguir entre fiscales, jueces y testigos. Porque fiscales y jueces tienen otras necesidades y por ende un trato distinto al testigo.
Respecto de los testigos, es recomendable implementar un sistema basado en las siguientes características:
1. Confidencialidad:
• Mantener en secreto la identidad y la ubicación del testigo.
• Utilización de identidades nuevas y documentos de identificación.
2. Seguridad Física:
• Provisión de protección física constante, que puede incluir guardaespaldas y cambios de residencia frecuentes.
• Medidas de seguridad en el nuevo lugar de residencia, como sistemas de alarma y vigilancia.
3. Apoyo Legal y Psicológico:
• Asistencia legal durante el proceso judicial.
• Apoyo psicológico para manejar el estrés y el trauma asociados con la situación.
4. Reubicación y Sustento:
• Reubicación a una nueva comunidad donde el testigo pueda empezar de nuevo.
• Provisión de medios de sustento, como asistencia financiera o ayuda para conseguir un empleo.
5. Asistencia Integral:
• Programas de reintegración social para ayudar al testigo a adaptarse a su nueva vida.
• Servicios educativos y de salud para el testigo y su familia.
6. Entrenamiento y Concienciación:
• Entrenamiento para los oficiales encargados de la protección de testigos en técnicas de seguridad y manejo de crisis.
• Programas de concienciación para el testigo y su familia sobre medidas de seguridad personal.
7. Coordinación con las Autoridades:
• Colaboración estrecha entre las diferentes agencias gubernamentales y fuerzas de seguridad.
• Protocolos claros para la comunicación y el intercambio de información entre las agencias involucradas.
8. Flexibilidad y Adaptabilidad:
• Capacidad para adaptarse a las necesidades específicas de cada testigo.
• Posibilidad de ajustes en el plan de protección según la evolución de las circunstancias.
9. Tecnología y Recursos:
• Utilización de tecnología avanzada para la vigilancia y protección.
• Recursos adecuados para asegurar una implementación eficaz del programa.
Para un país como el nuestro, por supuesto que no es para nada fácil, partiendo por tener los recursos necesarios para la implementación.
Y el problema es que si matan tu testigo, pierdes el juicio y a veces muchos años de trabajo y recursos de investigación.
Como en tantas cuestiones relativas a la investigación y castigo del crimen organizado, tampoco la tenemos nada fácil.
Excelente análisis! Es de esperar que se realicen inversiones considerables en esta materia tan sensible 👍