La mala historia del General Salvador Cienfuegos Zepeda
El peligroso ingreso de las Fuerzas Armadas en el crimen organizado y las presiones mediante las cuales todo queda ahí sin mayores consecuencias
(Fotografía de GALO CAÑAS/CUARTOSCURO.COM Andrés Manuel López Obrador (AMLO), presidente de México, hace entrega de un reconocimiento al ex secretario de la Defensa, Salvador Cienfuegos Zepeda, durante la ceremonia alusiva al Bicentenario de la Creación del Colegio Militar en la nombrada Fortaleza de San Carlos, construcción histórica y parte de la historia del Ejército mexicano)
Hay casos de estudio que vale la pena revisar, para aprender y prevenir.
¿Quién es el personaje?
Salvador Cienfuegos Zepeda es un militar mexicano nacido en 1948, cuya carrera castrense se desarrolló íntegramente en las Fuerzas Armadas de México.
Ingresó al Heroico Colegio Militar a los 15 años de edad y ascendió paulatinamente en la jerarquía militar, ocupando diversos cargos de mando en regiones como Jalisco, Guerrero y Chiapas.
Tras décadas de servicio, alcanzó el grado de General de División.
En diciembre de 2012, el presidente Enrique Peña Nieto lo nombró titular de la Secretaría de la Defensa Nacional (SEDENA), posición que ocupó durante todo el sexenio 2012-2018. En ese cargo, Cienfuegos fue el máximo responsable del Ejército Mexicano y la Fuerza Aérea, gozando de amplio prestigio dentro de las filas castrenses y siendo visto como un militar leal, serio y respetado por la tropa.
Durante su gestión al frente de la SEDENA, el Ejército continuó desplegado en tareas de seguridad pública internas, en el contexto de la llamada “guerra contra el narcotráfico”. Su mandato, sin embargo, estuvo marcado por señalamientos de violaciones graves de derechos humanos cometidas por elementos militares.
Cienfuegos era conocido por defender la actuación de las Fuerzas Armadas aún frente a denuncias de abusos; por ejemplo, respaldó a los elementos militares implicados en la ejecución extrajudicial de civiles en Tlatlaya (2014) y obstaculizó que investigadores independientes entrevistaran a soldados sobre la desaparición de los 43 estudiantes de Ayotzinapa (2014).
Pese a estas controversias, el general mantuvo una imagen institucional sólida y, al concluir su encargo en 2018, incluso recibió reconocimientos, tanto nacionales como internacionales, por su trayectoria militar (el propio Pentágono de EE.UU. le otorgó una condecoración al mérito en 2018 por la cooperación bilateral en seguridad).
La detención y los cargos
El 15 de octubre de 2020, el general Salvador Cienfuegos fue detenido por autoridades de Estados Unidos en el aeropuerto internacional de Los Ángeles, California. La aprehensión ocurrió cuando Cienfuegos arribó al aeropuerto con su familia, para pasar unas vacaciones en Disneylandia, y fue realizada a petición de la agencia antidrogas estadounidense (DEA), que llevaba varios años investigándolo en forma sigilosa.
De acuerdo con la acusación del Gran Jurado Federal en Nueva York (Expediente 19-366, E.D.N.Y.), los cargos presentados contra Salvador Cienfuegos fueron los siguientes:
Conspiración internacional para manufacturar y distribuir narcóticos: Incluyendo el acuerdo para producir, transportar y distribuir grandes cantidades de heroína, cocaína, metanfetaminas y marihuana con conocimiento de que dichas drogas serían importadas ilegalmente a Estados Unidos. Estos hechos habrían ocurrido entre 2015 y 2017. Según la legislación estadounidense, cada uno de los tres cargos ligados a narcóticos conlleva una pena mínima de 10 años de prisión y hasta cadena perpetua, dada la gravedad de las cantidades traficadas.
Conspiración para lavar dinero de procedencia ilícita: Relativo al movimiento y ocultamiento de millones de dólares en ganancias del narcotráfico durante el mismo periodo (2015–2017). Este cargo acusa que Cienfuegos realizó operaciones financieras transferiendo fondos que provenían de la venta de drogas, buscando legitimar dichos recursos.
Eso no es todo amigos
En la acusación, los fiscales identificaron a Cienfuegos con el sobrenombre de “El Padrino”, el alias con el que presuntos narcotraficantes se referían a un alto funcionario mexicano protector del cartel H-2. Este apodo había aparecido en comunicaciones interceptadas por la DEA desde al menos 2012, aunque solo en 2017 los investigadores lograron confirmar que “El Padrino” era el propio Secretario de la Defensa mexicano en funciones.
Según los fiscales:
Cienfuegos abusó de su cargo al frente de la SEDENA (2012–2018) para actuar como protector del Cártel H-2 – una célula del cartel de los Beltrán Leyva operante en Nayarit y Sinaloa – a cambio de considerables pagos en sobornos. Durante 2015–2017, habría asegurado que el Ejército no emprendiera operativos contra las actividades de dicho cartel, dirigiendo en cambio las acciones militares contra grupos rivales, lo que permitió al H-2 operar con impunidad en ciertas regiones de México.
Asimismo, los mensajes interceptados indican que el general facilitó el transporte marítimo de cargamentos de droga del H-2, amplió el territorio bajo control de esa organización (por ejemplo, favoreciendo su expansión hacia la ciudad de Mazatlán y otras zonas de Sinaloa), e incluso presentó a líderes del cártel con otros funcionarios mexicanos corruptos dispuestos a colaborar, todo ello para apuntalar las operaciones delictivas del grupo.
Las comunicaciones muestran que Cienfuegos alertaba al líder del cártel H-2 sobre investigaciones en curso por parte de autoridades estadounidenses, incluyendo la existencia de informantes y testigos cooperantes dentro del cártel. Esta filtración de información confidencial habría tenido consecuencias letales: de acuerdo con los fiscales, gracias a las advertencias de Cienfuegos el cártel llegó a asesinar al menos a un miembro de su organización sospechoso de colaborar con la DEA.
Además de las pruebas electrónicas, el expediente estadounidense mencionaba que múltiples testigos protegidosproporcionaron "una gran cantidad de información" sobre las operaciones del cártel H-2 y el papel de Cienfuegos, incluyendo detalles sobre sobornos pagados a cambio de protección gubernamental. Esta combinación de evidencia testimonial y tecnológica cimentó el caso que las autoridades de EE.UU. consideraron sólido.
La liberación y el viaje a México
A pesar de la gravedad de las acusaciones, el desenlace del proceso en Estados Unidos dio un giro inesperado. En noviembre de 2020, a solo cinco semanas de la detención, el gobierno estadounidense tomó la decisión extraordinaria de retirar los cargos penales contra Cienfuegos y enviarlo de regreso a México.
Esta decisión – sin precedente en casos de esta magnitud – obedeció oficialmente a consideraciones diplomáticas y de cooperación bilateral, aunque también estuvo marcada por fuertes presiones políticas por parte de México.
Sectores militares advirtieron al entonces presidente Lopez Obrador, que la detención del general Cienfuegos era un atentado a la soberanía mexicana, y entre otras cuestiones, pidieron la salida de todos los agentes de la DEA que operaban en el país.
El epílogo
Tras analizar el caso, la Fiscalía Mexicana anunció el 14 de enero de 2021, su determinación de no ejercer acción penal contra Salvador Cienfuegos, es decir, cerrar la investigación sin presentar cargos en su contra.
La decisión de la Fiscalía de no encausar a Cienfuegos fue respaldada públicamente por el presidente López Obrador, quien afirmó que la fiscalía actuó de manera independiente y que, si no había pruebas sólidas, no se podía proceder en contra del general. El mandatario incluso llegó a acusar a la DEA de “fabricar” las acusaciones contra Cienfuegos, cuestionando la calidad de la investigación estadounidense.
Sobre el tema, recomiendo el libro “A sus órdenes mi general”, del destacado escritor mexicano J. Jesus Perez Esquivel, publicado en el 2023, bajo el sello editorial Grijalbo.
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Nos leemos pronto.