La instalación de inhibidores de señal en las cárceles es un buen comienzo pero no más que eso
Para el tratamiento del crimen organizado en prisión, se necesita algo más que cortar las comunicaciones con el exterior
Leo que por fin van a instalar inhibidores para las señales de celular en las cárceles. Las comunicaciones con el exterior, son fundamentales para las organizaciones criminales que operan desde los penales, donde reside el dueño de la empresa y el directorio. Así funcionaba el Tren de Aragua desde Tocorón,-funcionaba porque al parecer perdieron los privilegios- y opera el Primer Comando Capital desde São Paulo y otras cárceles.
Las comunicaciones desde la cárcel, son instrucciones al medio libre, pero también estafas, extorsiones, secuestros y muchas otras actividades lucrativas.
El jefe siempre está protegido en el sistema penitenciario. Se hace fuerte, ordena, pide cuenta, tiene su oficina desde la cual dirige sus negocios transnacionales.
Y protesta si algo, al interior de la cárcel le parece mal.
¿Cómo funcionan los inhibidores de señal?
Los celulares se ubican en un espectro de la radiofrecuencia. El inhibidor transmite “en el mismo lugar” del espectro y “choca” con la señal en cuestión, impidiendo que pueda ser recepcionada.
Es un asunto simple, que curiosamente se ha discutido por años en nuestro país.
Vean ustedes esta nota del año 2021!
Y por lo general, los cuestionamientos son siempre los mismos: que los inhibidores afectan a terceros que viven cerca del penal, como también a los gendarmes.
Sin embargo el mayor problema es la reacción de los internos que forman parte de las organizaciones criminales. Amenazas a los guardias y motines, lo que de paso demuestra el grado de organización de los grupos.
Si no tienes celulares activos, las comunicaciones son más complicadas, necesitas personas que lleven las instrucciones personalmente y traigan las noticias.
Como la mafia italiana, donde los “pizzini” eran la forma cotidiana mediante la cual los capos daban instrucciones, papelitos que escondían bajo una roca o pasaban de mano en mano al momento de saludarse. Y podían ser mensajes cifrados.
Así sobrevivió en la clandestinidad Mateo Messini, el jefe de la cosa nostra, quien fue detenido recién el año pasado, luego de 30 años en el clandestinaje. Si te pillaban con el mensaje, te lo tragabas y problema solucionado. Es una tremenda historia.
Pero el crimen transnacional, no funciona con un método tan arcaico.
A veces pienso que llegamos tarde
Sin duda es una excelente iniciativa, no lo pongo en duda, pero como digo en el título, es un comienzo, pero no más que eso.
Porque la “McMafia” ya está entre nosotros. Hay muchos grupos organizados nacionales y extranjeros, operando en nuestro país.
La cárcel puede ser una instancia de organización y crecimiento, más allá de si les bloquean las comunicaciones telefónicas.
El sistema carcelario, necesariamente debe estar preparado para recluir a los miembros de las bandas, con un sistema muy distinto al de una reclusión común.
Lo siento, pero creo que una vez que la persona ingresa en el grupo criminal, es muy difícil la resocialización, equivale a la traición y la muerte.
La capacidad económica de las organizaciones criminales, hacen del sistema judicial y policial, una presa codiciada de la corrupción.
Estamos en una etapa avanzada de aprendizaje de grupos nacionales, a partir de los extranjeros que se han instalado en el país. Ya tenemos nuestros propios carteles.
El fenómeno criminal contemporáneo, caracterizado por bandas organizadas de carácter transnacional, exigen del Estado mucho más que la instalación de inhibidores de señal. Es un programa completo, donde el tratamiento de lo penitenciario es un eslabón de la cadena que ahoga la democracia y el Estado de Derecho.