Hacinamiento carcelario y medidas cautelares de menor intensidad. ¿Una solución viable?
No mientras subsistan los graves problemas de coordinación y recursos que se observan en el sistema
Cuando implementamos la reforma procesal penal, nos dijeron que las cárceles se iban a descongestionar, porque la prisión preventiva no era la única forma cautelar.
Hoy, es otra de las tantas promesas que no se cumplieron.
Claro, allá en el inquisitivo eras sometido a proceso y te ibas preso. Si tenías muy buenas razones, quizá podías salir bajo fianza, pero no más que eso. Y en el 2014, según un estudio del Marshall Project, entre los pertenecientes al OCDE, nuestro país era el segundo del mundo en personas privadas de libertad por número de habitantes.
Cuando estuve, hace unos años, en el curso de la Defensoría Penal Pública, una importante figura del nuevo sistema, nos dijo que debíamos aprender a convivir en un sistema sin cautelares tan gravosas.
Y los primeros tiempos fueron así. Cuando el sistema hacía del delito flagrante y el robo en tiendas comerciales su principal preocupación, muchos imputados se fueron a casa sin cautelares, luego del control de detención.
Pero el 2023, nuevamente se debatía el problema de hacinamiento carcelario en nuestro país, que había superado el umbral pronosticado para este año.
A propósito de la instalación de inhibidores de señal en las cárceles, ahora en marzo la Asociación Nacional de Funcionarios Penitenciarios, advertía sobre hacinamiento, falta de personal y de seguridad en las cárceles.
Si googlea “hacinamiento carcelario en Chile”, verá que el problema siempre ha estado presente, en todas las administraciones, a pesar de las promesas del nuevo sistema.
En la práctica la realidad es diferente
El juez puede decretar una medida cautelar de menor intensidad, como ocurre con la privación de libertad, total o parcial, en su casa o en la que el propio imputado señalare, si aquélla se encontrare fuera de la ciudad asiento del tribunal.
Pero comienza a notarse un problema serio.
Carabineros no tendrá la capacidad logística para concurrir todos los días a verificar que el imputado se encuentra en el lugar donde cumple la privación de libertad.
No van a ir de manera permanente o van a aparecer en medio de la noche, a la hora en que teóricamente pueden tener más tiempo.
Las cosas como son, en numerosos casos, Carabineros no va todos los días a verificar que se cumpla la cautelar de privación de libertad total o parcial .
Por otra parte, la criminalidad actual es muy diferente a la que existía cuando empezó la reforma. Grupos organizados, tráfico de drogas, trata de personas, sicariato y sus derivadas, orientan siempre a la prisión preventiva.
¿Pruebas de esta afirmación?
Veamos algunos datos buscados en Google.
La delincuencia en Chile lo que dicen las cifras
Crimen organizado y homicidios: las cifras y el impacto de estas bandas en la comisión de delitos
Aun cuando el problema muestra algunas cifras alentadoras.
Informe de homicidios 2023: En un 6% disminuyó la tasa el 2023
Lugar 86 no es tan malo, creo.
Las consecuencias de la mutación de la criminalidad
Por supuesto que las demandas securitarias endurecen el discurso punitivo. No importa que no tengamos espacio, hay que preferir la prisión preventiva, porque manifiesta lo más esencial del sistema del castigo.
Entonces la idea general es disminuir las exigencias para la prisión preventiva, aumentar las penas, eliminar las penas sustitutivas para algunos delitos, todo lo cual aumenta la población carcelaria. Dicen que hay que construir más cárceles.
Relegando a las medidas cautelares de menor intensidad, a una mera cuestión programática.
¿La solución? No hay una varita mágica para el problema, sin embargo es esencial tener claro que la persecución penal debe orientarse hacia los delitos más graves, dejando espacio a lapidación de libertad de los sujetos más peligrosos. Así, el sistema decantaría de manera natural hacia estándares en los cuales las cautelares de menor intensidad tendrían mayor aplicación.