Hace unos años, recién llegada la TV por cable a Concepción, el canal colombiano, tenía un noticiario cuyo contenido giraba en torno al crimen. Eran los años de Pablo Escobar, y se multiplicaban los asesinatos, los enfrentamientos entre las bandas criminales. Me impresionaba la crudeza de las imágenes, que mostraba a los muertos en su más terrible miseria, y por cierto los juicios, los abogados entrando y saliendo de los tribunales, policías, cárceles, el crimen por doquier.
El derecho penal es un excelente negocios que capta audiencias, como ha quedado demostrado en Chile, donde de un tiempo a esta parte, encender la TV es ver crímenes, tribunales, presos, violencia por doquier, y el lenguaje político ha cambiado de manera radical, se habla de la “guerra contra la delincuencia” y el debate está contaminado, cruzado, impregnado de pólvora verbal y recriminaciones.
La violencia es un negocio rentable, que incrementa el morbo. Si fulanito va o no a la cárcel, millones de ojos como un gran panóptico, siguen con avidez y curiosidad, por horas y días, las interminables y agotadoras audiencias de formalización, saltando de una a otra si es necesario, especialmente cuando se exhiben simultáneamente las que involucran algún nombre famoso, o un crimen especialmente aberrante. Drones y nubes de micrófonos, tras los abogados, los acusados y las víctimas, han cambiado totalmente la cobertura mediática del derecho penal.
Los relatores deportivos, tienen su símil en el abogado que en la televisión, comenta desde la comodidad de su silla y la irresponsabilidad de la distancia, la estrategia del fiscal o el defensor y adivina el razonamiento del juez “ a partir de mi experiencia”, según dice.
Claramente, el fenómeno no es exclusivo de nuestro país.
Y programas envasados como los podcasts, tienen entre los más escuchados aquellos del género true crime. Ve por ejemplo Apple hoy:
No difiere mucho de la lista en Spotify:
No voy a reproducir la cantidad de programas de TV que tratan sobre crímenes, y que se han convertido en verdaderos íconos culturales, la estética de la niebla, las célebres frases del estilo “te pillamos po compadre”, “nada hacía presagiar”, voces profundas, la estética gore, casi gótica.
El caso de Court TV
En lo comparado, como acostumbramos a decir cuando queremos demostrar algo, la cadena de Court TV, es quizá el mejor ejemplo de modelo de negocios asociados al crimen.
Es un canal norteamericano. Son 24 horas dedicadas a juicios, historias, entrevistas, al negocio de la sangre.
Lanzada originalmente en 1991, Court TV se convirtió en un ícono para quienes buscaban transparencia en el sistema judicial.
En 2008, cambió de nombre a truTV, enfocándose más en entretenimiento general.
En 2019, Court TV fue relanzada con su formato original, consolidándose nuevamente como líder en contenido legal en vivo.
Court TV muestra juicios de alto perfil en tiempo real, desde la sala del tribunal. Incluyen casos criminales, civiles y de interés público.
Hacen el análisis legal, comentarios y explicaciones por parte de expertos legales, abogados y ex jueces. Está diseñado para ayudar al público a entender mejor los procedimientos legales.
También exhiben producciones originales sobre casos famosos, investigaciones criminales y figuras relevantes en el ámbito legal.
Está disponible en televisión por cable y aplicaciones de transmisión en línea, búsquelo en YouTube, Roku, Amazon Fire TV, Pluto TV, Apple TV, Sling, Uma, Samsung TV Plus, Vizio, la aplicación Court TV y en línea en CourtTV.com.
Posee una cobertura que alcanza al 97% de los hogares norteamericanos.
De los tantos récords de audiencia “Entrevista con un asesino”, serie de programas que comenzó en octubre de este año.
Así luce la página a esta hora, en la web, mientras escribo el post:
No es que la TV chilena se caracteriza por ser particularmente atractiva en su parrilla programática. Durante mucho tiempo los mismos rostros de siempre, los mismos temas de siempre y hoy las mismas coberturas de siempre. Hay momentos en los cuales da lo mismo el canal, todos tienen el mismo tema.
Pero cansa.
Y por ahora me guardo, para otro post, mi opinión sobre la transmisión en vivo de los juicios. Es un tema más complejo de abordar.
Por eso es que en Estados Unidos optaron por fundar un canal que se llevara a la audiencia que disfruta con el negocio de la sangre, como yo le llamo.
¿Y ahora qué?
Y la verdad, por estos días pienso que estamos muy cerca de tener una cadena como Court TV, mal que mal, hoy en varios canales, la cobertura del crimen empieza en el noticiario de la mañana, sigue en el matinal, continúa en el programa de la tarde y en el noticiario de la noche.
Cualquier programa a cualquier hora puede ser interrumpido por el despacho urgente y en directo, que nos informa si el imputado va o no a la cárcel.
No espero que la TV chilena mejore su parrilla programática, pero sí, hay audiencia para un canal independiente que muestre el crimen.
El contenido del canal del Poder Judicial, con algunos agregados, entrevistas, programas envasados, podría ser nuestro Court TV criollo. En la transmisión de las formalizaciones, es exactamente eso.
Y quizá los canales que van por aire, podrían tener un giro hacia otro tipo de contenidos, o al menos no cortarían su programación cotidiana con los “urgente”, digo quizá, porque las audiencias se definen hoy, no por la calidad de los contenidos, sino por lo que demanda Fuenteovejuna y mal que mal, todo no es más que un negocio.