El apagón es algo más que un problema de diseño
El derecho tiene varias cosas que decir pero esta vez a tiempo
Terminamos febrero de la peor manera. Estaba sentado en una terraza terminando el almuerzo y de pronto se apaga la luz: “es en toda la cuadra”, cambió por “es en todo Chile” y de ahí a recordar “Día Zero”, la serie de Netflix que por estos días nos aterra con un apagón general sin motivo aparente, y otras por el estilo, hubo un paso.
Alguien dijo alrededor, para distender el ambiente: “es el día zero”
Primer acto de vulnerabilidad: Apple Pay no funcionaba, ni las tarjetas de débito y crédito, entre la inquietud de los dueños del restaurante que no podían recibir el dinero.
Segundo acto de vulnerabilidad: el tránsito era un caos.
Tercero: nadie sabía que había pasado ni como ni cuando se restablecería la energía eléctrica.
Y así una larga lista.
Porque desde hace un tiempo, el streaming nos mete en la cabeza que tarde o temprano habrá un apagón sin precedentes que provocará un tremendo caos en el mundo.
Este proyecto cinematográfico de los Obama, es otra muestra de cómo se ha ido incorporando la idea del apocalipsis, en la vida cotidiana.
Aunque hay que decirlo, que yo recuerde, el primer producto de consumo masivo fue el podcast “El gran apagón”, un éxito sin precedentes que va en la tercera temporada y por cierto se va a convertir en serie de TV. Será un éxito sin duda.
No haré spoilers.
Es decir los mass media, el streaming y los podcast, han instalado la catástrofe en el sistema de datos como algo cotidiano. Y vaya si fenómenos como el que vivimos el martes, asustan. Se veía en las caras de las personas, sobre todo cuando las autoridades anunciaron que no se sabía que había pasado ni cuando el sistema estaría restablecido.
Yo sólo buscaba la nunca bien ponderada radio a pilas, para saber lo que estaba pasando, porque las ondas de radio, son las únicas que sobreviven. Y al menos en Chile, Radio Biobio parece ser la única preparada para informarnos, por ahora, en estos eventos, como ya ocurrió en el 27F, hace exactamente 15 años.
Que tiempos aquellos, cuando en los 80 el cine nos asustaba con un tiburón blanco, el ataque de las arañas, gusanos, serpientes, caimanes y otros bichos que en el fondo no eran malos, sino que simplemente obedecían a su naturaleza.
Lo de los apagones es distinto, porque a diferencia de aquellas criaturas visibles momento del ataque, hoy cuando nos quedamos sin datos no sabemos porqué ni hasta cuando.
Un apagón prolongado, hace estragos en los alimentos congelados, los electrodependientes, los remedios que deben permanecer a bajas temperaturas, los procesos industriales. La imposibilidad de entrar a las redes sociales, es un tema menor.
Primera conclusión: el peligro es real.
Y LAS REACCIONES POR AHORA SON LAS MISMAS DE SIEMPRE
Porque al igual que en el terremoto del 2010, que tambien era una catástrofe, el Estado hace dos cosas inmediatas: decreta estado de excepción y pone a las fuerzas armadas en la calle, restringe las libertades básicas, abollando por un momento el Estado de Derecho.
Que salgan los militares a la calle. Un clásico.
Claramente el Estado, no importa quien nos gobierne, no confía en una conducta civilizada de los ciudadanos, no después de los saqueos de aquella vez, por cierto.
Una medida inmediata, contingente, transitoria, que no soluciona el problema de fondo, algo falló en el sistema.
Y ante la incertidumbre que provoca el suceso, que puede repetirse -es una amenaza que puede replicarse más allá de las fronteras- esto es un problema de país que trasciende la guerrilla política, las imputaciones acostumbradas de aquí para allá y de allá para acá respectivamente.
Es uno de esos temas país, que exige mucha altura de miras, generosidad y proyección, más allá de la camiseta del opinante.
PREGUNTAS DE UN CIUDADANO QUE SÓLO SABE ALGO DE DERECHO
Año 2025. ¿Es eficiente, adecuado, seguro el actual diseño de alimentación del sistema eléctrico nacional? Después de todas las explicaciones me quedé con la idea que es la “sucesiva conexión de enchufes” donde se cae uno y se apaga todo.
Algo así como esta ilustración.
¿Tiene importancia el aumento progresivo en la utilización de energía eléctrica? Hay una enorme cantidad de aparatos que, están cargándose permanentemente, tales como smartphones, relojes, tablets, ¡autos!, computadores y un largo etcétera?
En un ejemplo cotidiano, para hacer dos tazas de café, usas menos granos que para siete. La bolsa se termina más rápido, necesitas más granos de café.
Esta noticia se ha repetido demasiado en los últimos días.
Está en varios sitios:
Hay algunas explicaciones muy razonables para las advertencias de la crisis energética, una de ellas es el desarrollo de la inteligencia artificial, como se lee en el sitio de ENDESA:
Para empezar, los modelos de lenguaje como GPT-3, en los que se basa ChatGPT, requieren enormes cantidades de recursos computacionales para entrenar y operar. Según los datos del Instituto de la Ingeniería de España, se estima que OpenAI, la empresa que creó el famoso chatbot, necesitó hasta 78.437 kWh de electricidad para entrenar el modelo ChatGPT-3: un volumen de energía comparable al que consume una vivienda media en España durante 23 años.
A su vez según un estudio conjunto de investigadores de las universidades de Riverside y Arlington, se considera que para este entrenamiento de GPT-3, se consumieron de manera directa 700.000 litros de agua dulce limpia: lo mismo que consumiría una persona media en España durante más de 14 años y medio (en base a los datos de consumo de agua de 2022).
Entonces hay un problema serio para todos los países que han entrado en la cuarta revolución industrial 4.0, donde el diseño, administración y consumo de energía tienen una importancia fundamental para no quedar a oscuras a cada rato.
Difícil que en Chile podamos desarrollar modelos de inteligencia artificial.
Y no avanzamos cuando hacemos de este problema, una guerrilla política.
Por cierto el derecho tiene mucho que decir, pero a tiempo esta vez, por favor, siempre llegamos atrasados. El objetivo de la norma debería ser el desarrollo armónico y la utilización racional, teniendo como base el progreso del país, que no nos quedemos atrás.
¿Habrá que hacer innovaciones, modificaciones y adecuaciones legales? Por supuesto. Revisar la legislación ambiental, energética, incluso las propiedad de las empresas de energía y las exigencias de funcionamiento, que hoy parecen demandar más exigencias.
O tarde o temprano nos estaremos alumbrando con velas.