Bien por el lápiz el papel y la pizarra y el inútil power point pero necesitamos algo más para enseñar Derecho
Una vez más nos vamos quedando atrás en la pedagogía
A lo largo de la historia, muchos avances tecnológicos han generado resistencia inicial debido al miedo a sus posibles consecuencias. Lo desconocido siempre crea ese halo de misterio y temor de amenaza al género humano.
Así por ejemplo cuando Johannes Gutenberg (1440) inventó la imprenta, la Iglesia Católica y las autoridades la vieron como un vehículo que facilitaría masivamente la difusión de ideas heréticas y promoviera la desestabilización social.
Las imágenes de los monjes escribiendo a tinta en “El nombre De la Rosa”, la célebre novela de Humberto Eco, eran el fiel reflejo de una sociedad cerrada al conocimiento masivo y la vigencia de órdenes autoritarios basados en la ignorancia humana.
En 1616, la Iglesia Católica prohibió las enseñanzas heliocéntricas de Galileo Galilei, ya que su uso del telescopio había demostrado que la Tierra no era el centro del universo, contradiciendo la doctrina eclesiástica.
Cuando Edward Jenner en 1796 creó la vacuna contra la viruela, se corrió la voz que la vacuna, que usaba material de viruela bovina, iba a crear una nueva raza híbrida humanos-vacas.
En el Siglo XIX del genio Thomas Edison, Nikola Tesla, entre otros, algunos creían que las farolas eléctricas causarían ceguera o incendios incontrolables.
Igualmente los trenes y el ferrocarril, desarrollados por George Stephenson y otros, eran considerados inicialmente una amenaza, porque la velocidad de los trenes (unos 50 km/h) podía dañar el cuerpo humano, causando asfixia o desorientación.
Mucha gente vio la invención del teléfono por Graham Bell, como un invento innecesario, incluso ridículo. Se pensaba que las personas no querrían hablar a distancia.
Ya en el siglo XX, la querida radio, invento de Guglielmo Marconi y Nikola Tesla, sufrió el rechazo inicial de quienes pensaban que la transmisión de voces invisibles a través del aire era imposible y que podía afectar negativamente la salud.
La guinda de la torta: durante la Segunda Guerra, Adolf Hitler prohibió la posesión de radios de onda corta para evitar que la población alemana escuchara emisiones extranjeras, especialmente de la BBC.
Y que decir de la televisión, cuyos pioneros son John Logie Baird y Philo Farnsworth, se decía que iba a distraer a las personas del trabajo, promovería la pereza y corrompería la moral pública.
La energía nuclear, de la mano de Marie Curie, Albert Einstein, Enrico Fermi, se asociaba únicamente con la destrucción masiva tras las bombas atómicas en Hiroshima y Nagasaki.
El miedo al conocimiento como manifestación de los modelos autoritarios
Por supuesto que detrás de cualquier forma de censura, se esconde el temor de la autoridad a la población ilustrada, aquella que no se va a dejar manipular ni doblegar y exigirá sus derechos.
John Stuart Mill, en “Sobre la libertad” (1859) tiene un par de frases notables: "La única libertad que merece ese nombre es la de perseguir nuestro propio bien a nuestra propia manera, siempre que no privemos a los demás del suyo o impidamos sus esfuerzos por obtenerlo." y "Si toda la humanidad menos una persona tuviera una opinión, y sólo una persona fuera de opinión contraria, la humanidad no tendría más derecho a silenciar a esa persona que la que ella tendría para silenciar a la humanidad."
James Madison, el “El Federalista”, escribió: "La seguridad de la libertad depende de la multiplicidad de intereses." y esa frase que parece muy simple y lógica, esconde al menos una idea muy potente, que la multiplicidad de perspectivas fomenta la innovación y la creatividad, asegurando que ningún dogma único limite la expresión y el pensamiento.
Y muchos abogados han dedicado sus vidas a la noble tarea de abrir caminos de libertad creativa.
La cuarta revolución industrial como manifestación de la creatividad humana pero no en la enseñanza del derecho
Hoy estamos insertos en la revolución industrial 4.0, donde la transformación digital de la industria mediante tecnologías avanzadas, combinan el mundo físico, digital y biológico para optimizar la producción y los servicios. Se basa en automatización, inteligencia artificial, conectividad y análisis de datos en tiempo real.
La ola es tan poderosa e inevitable, que así como alguna vez existió la carrera armamentística, la espacial por llegar a la luna, hoy existe la tecnológica, donde las grandes potencias compiten por quien llega primero al modelo más avanzado de IA.
El derecho nuevamente tiene cosas que decir, especialmente en materia de propiedad intelectual, libertad económica, un conjunto de garantías que permitan el desarrollo de áreas útiles al bienestar humano y el crecimiento intelectual.
Hoy no tenemos, al menos en el mundo que presume de libre, las cortapisas que sufrieron los pioneros de los grandes avances de la humanidad, pero seguimos como Estados tercermundistas demasiado preocupados de la contingencia inmediata y muy poco del desarrollo tecnológico.
El modelo aún trabaja sobre la base de universidades que se limitan a preparar futuros profesionales para la productividad tradicional de bienes y servicios. Entre publicidad millonaria de colores y presumiendo de convenios con cientos de establecimientos educacionales extranjeros, incluida la“Universidad de Wildstone”, sabiendo que el 99% de sus alumnos jamás irán a la “Universidad de Wildstone”
Pero eso es otro tema.
Quisiera ver una, solo una escuela de derecho, en nuestro país, que haya incorporado el legaltech en sus planes de estudio de pregrado.
¿No será tiempo de orientar la enseñanza del derecho, de la mano de la cuarta revolución?